Visión

"...dentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más alto caigas, más alto será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra..."
Huidobro

Te quiero... que comienzo
Peor es tragar saliva
Y peor aun es este nudo en la garganta que toma los contornos del mundo o la forma de un grano de ripio pegado a los pies

Lihn

"(...) Los otros, los más dignos, todavía esperaban una carta en la penumbra de la caridad pública, muriéndose de hambre, sobreviviendo de rabia, pudriéndose bajo la exquisita mierda de la gloria (...)"

Gabriel García Márquez

viernes, mayo 13

Sexo y soledad

Era otro viernes, las mismas personas en el trabajo, la misma micro a la cual subirse, bip!, y sentarse, algo bastante extraño un día viernes a las 5 de la tarde, pero bueno, ese día fue extraño desde el comienzo. Luego de llegar a mi casa y preparar algo para comer, me dispuse a cambiarme de ropa, en resumen a arreglar mi apariencia lo que más se pudiese, porque como cada viernes, desde que gozo de soltería inamovible, intento eliminar la soledad desde su raíz, buscando en cada fiesta alguna mujer que me pueda hacer feliz, puede ser muy patético, pero no me queda otra cosa que aquello, la soledad no es linda, pero tampoco es algo que me moleste.

Ese día quedamos de juntarnos en un conocido pub de Santiago, yo y unos amigos, cuando llegamos al local no estaba muy lleno, no sé en qué punto de la noche dentro del local ya no quedaban sillas, y con mucha dificultad se podía avanzar, quizás fue en algún momento en que ya no quedaba cerveza en mi vaso y procedía tranquilamente a llenarlo. Entre vaso y vaso mirábamos mujeres, lo de siempre, lo constante, lo único que no cambiaba cada noche de Viernes, había visto algunas pero ninguna cruzaba una mirada cómplice, esa mirada que da tiempo para elucubrar un plan de acción, descubrir puntos fáciles de atacar y así conquistar el territorio inhóspito -dirán que quizás soy un experto, pero no siempre las técnicas de seducción me funcionaban como quería, ni tampoco las tierras a conquistar eran de lo mejor, pero es algo que hace la soledad, necesidad de carne-

Pasadas las 11 de la noche hice mi primer contacto, y que finalmente sería el único de la noche, cruzamos miradas, a primera vista una mujer de tez blanca y rasgos europeos, los ojos somnolientos, en su nariz un piercing en forma de argolla, su cabello rizado y de un color castaño claro, debería medir quizás 1 metro con 65 centímetros, su cuerpo, eso fue lo que me volvió loco, caderas sinuosas, una cintura diminuta, y un busto no tan grande, pero totalmente acorde a su figura, sin duda una de las mejores que había pasado por mis ojos durante esa noche de juerga. Por supuesto una mujer así no anda sola, tiene que andar con alguna amiga, o en el peor de los casos con un hombre, después de es rápido scanner a su figura, me fije en su entorno, tres amigas, no creo en Dios, pero por un momento pensé que había iluminado mi camino. Nosotros calzábamos en número, un empate.

Luego de decirle a mis compañeros que miraran lo que el destino nos había puesto en frente, generamos un plan colectivo. Por supuesto yo ya tenía mi predilecta, eso no se discutía, era un derecho, que ya me había ganado por el hecho al dar cuenta de la situación. No nos costó mucho, los viernes de práctica no son en vano, cada uno ataco rápida y sigilosamente de acuerdo al plan, y a los pocos minutos cada uno tenía a la que había elegido, por supuesto, yo no iba a soltar a la mía.

Primero fue el nombre, se llamaba Antonieta, tenía 20 años, estaba estudiando Música en un instituto, soltera –Quizás lo que más me gustó de ella después de su físico- tenía un hermano mayor, el cual se había ido hace un tiempo del país para especializarse. Comenzamos a contarnos nuestras vidas, había nacido en el sur del país, sus padres se vinieron desde el sur cuando ella era pequeña, así que no tenía muchos recuerdos de cómo era su tierra natal. Muchas de estas cosas me las confesó en una actitud coqueta, ambos estábamos pasándola muy bien, le invite un trago y con eso entablar una conversación mucho más simpática y cómoda. Continúe preguntándole sus gustos, le encantaba la música, que eso la había motivado a estudiar su carrera, y que sin embargo no estaba contenta, debido a que su familia no la apoyaba en sus decisiones, que para ellos era un desperdicio de plata, que no iba a lograr nada con ello, que ¿por qué no estudiaba una carrera con la cual, a juicio de sus padres, tuviera un futuro mejor?, y cosas por el estilo, me contaba que sus padres eran muy conservadores, que nunca la habían apoyado en nada. Creo que se quería desahogar, porque la mayoría de las cosas que conversamos no se le cuentan a un extraño en un primer encuentro, menos en un pub, y solo a horas de conocerlo, incluso me lo hizo notar, a lo que se respondía ella misma diciendo que me encontraba algo familiar, algo especial que denotaba confianza y que no se explicaba esto... Yo tampoco.

Gracias a estas confesiones sentimentales logre intuir que el hablar de sus padres le producía un sentimiento de angustia, pero no quería que con esto la conversación se transformara en un mar de lágrimas, además debo recordar que estaba en un pub donde todos entablarían miradas acusadoras hacia mi persona si es que eso llegaba a ocurrir, y por sobre todo les quebraría el panorama a mis amigos, los cuales no me lo perdonarian. Así que rápidamente cambie de tema hacia uno más amable y no tan sentimental, comenzamos a hablar de música, le encantaba el rock, aunque a la hora de bailar no le incomodaba hacerlo al compás de una salsa o una bachata. Llevábamos ya varios tragos en la sangre, así que salimos a la pista de baile a intentar sacar un poco el alcohol que se apoderaba de nuestro cerebro. Bailamos como 5 o 6 temas antes de darnos un beso, tengo que admitir que besos como el de ella no son fáciles de olvidar, sus labios cálidos fueron quizás una de las más dulces, y a la vez, adictivas drogas que he probado, los besos continuaron mientras bailábamos, bueno, intentos de baile. El ambiente de a poco se fue calentando, salimos de la pista de baile, ya un poco menos mareados. Mis amigos por el otro lado seguían bailando, parece que todos habían triunfado, yo por mi parte quería terminar lo que había empezado, así que comencé a subir de a poco el tono de la conversación.

Me conto de su primera vez, que había sido un fiasco, nada de tierno y medio borracha, con un tipo que no había durado ni 2 minutos, y que además le había preguntado ¿Cómo estuvo? Conversamos de sexo, y nos alegrábamos al saber que ninguno de los dos llevaba una vida muy activa en ese ámbito, quizás esa fue la razón por la cual 30 minutos más tarde estaba en su casa desvistiéndola. Dicen que un caballero no tiene memoria, bueno mi caballerosidad se fue por el desagüe. Después de consumar nuestro ataque de calentura desesperado, me quede a dormir en su casa, debido a que era muy tarde y a ella no le incomodaba, sacamos un cigarro cada uno, no sabía que poseía ese vicio hasta esa altura de la noche, bueno casi mañana, ambos tapados solo por las sabanas deseábamos que ninguno de los dos se fuera de ese lugar, solo queríamos tener alguien con quien compartir un poco de vida, la soledad y las desilusiones amorosas nos habían creado un agujero en nuestros corazones, muy difícil de llenar solo con sexo casual, pero ahí estábamos, los dos desnudos, sin vergüenza y sin otro miedo más que el vivir en este mundo solo. Ella había tenido numerosas desilusiones amorosas, lo que conllevaba un miedo tremendo a entablar una relación formal, con sus cortos 20 años, sabía muy bien lo que era sufrir, a pesar de ser más viejo… yo sentía lo mismo, es una espina que se clava en el corazón y que no te deja tomar decisiones, siempre es la razón la que dice no, y el corazón apaciguado se deja estar, porque no hay nada más peligroso que tener miedo a intentar, es por eso que me quede con ella, abrazados esa noche de viernes, porque si el destino quiso que me encamara con ella, es porque aun cree que ambos podamos ser felices, aunque sea por solo una noche.


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