Mi pequeño corazón cobarde suena/ña a lo lejos, sus lánguidas palpitaciones acurrucan mi futuro, la ruleta ya se lanzó, la suerte esta tirada, los dados dan vueltas en su centro apuntando hacia el cielo. Mientras que yo... Caigo, en un solo compás, en una sola cuerda de guitarra, unisona y delicada. Eco por todas partes, me acurruca el impostor de mi alma, eso y ese, que soy y no soy, que se presenta ausente y que ríe por los rincones de mi alma, con un sombrero de bufón, papel maché recortado lanzado al aire, una corte que goza de lo gracioso que es su acto y yo...
Caigo. Mientras en algún lugar lejano un grito desesperado, un elixir de vida, una muerte anunciada, un orgasmo, el canto de un zorzal, el aleteo de un colibrí, la palabra del mudo y el pensamiento de un genio confluyen en un solo tiempo, ese tiempo que no es mio, ajeno a mi realidad, porque yo, amigos mios, estoy siendo lanzado en otro lado, es que yo simplemente... Caigo.
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